la salud mental en investigación


La salud mental entre los investigadores es un tema que está recibiendo cada vez más atención en los últimos años. No creo que exista un solo motivo para los problemas de salud mental en la investigación, en muchos casos es resultado de la coincidencia de muchos factores. Por un lado, algunas personas pueden experimentar problemas de salud mental como resultado de los desafíos asociados con la investigación y la academia, como el estrés social, la ansiedad o la depresión causados por dificultades de comunicación, discriminación o dificultades para adaptarse a ciertos entornos de alta competitividad. Por otro lado, es importante reconocer que la investigación no es en sí misma asociada con los trastornos de salud mental. Sin embargo, algunos ambientes de trabajo pueden hacernos más vulnerables a ciertos problemas de salud mental. Independientemente del origen, se podría decir que existe una alta prevalencia de problemas de salud mental en investigación. En otros artículos de este blog he hablado de la presión por publicar. En el mundo académico, especialmente en las ciencias biomédicas, existe una fuerte presión por publicar los resultados de investigación de alta calidad y en revistas de prestigio. Esta competencia puede generar estrés y ansiedad entre los investigadores, especialmente cuando se enfrentan a plazos ajustados y expectativas poco realistas. Los investigadores suelen enfrentarse a cargas de trabajo intensas, que incluyen largas horas de investigación, enseñanza, supervisión de estudiantes, labores de administración y solicitud de financiación externa. Además, en muchos casos se presiona al personal para trabajar al máximo rendimiento y muchas más horas que la propia jornada laboral. En algunos casos, la cultura de trabajo en entornos académicos puede ser tóxica, con presiones excesivas, competencia desleal y falta de reconocimiento del trabajo realizado. La falta de apoyo institucional para abordar problemas de salud mental puede empeorar la situación. Esta sobrecarga puede llevar al agotamiento y al burnout (desgaste profesional o “estar quemado”) si no se gestionan adecuadamente. 

Otra cosa a tener en cuenta es que muchos investigadores se enfrentan a condiciones laborales precarias, como contratos temporales, falta de estabilidad laboral y bajos salarios. También hable de algunos de estos obstáculos en una entrada anterior. Esta inseguridad laboral puede afectar negativamente la salud mental y el bienestar de los investigadores, generando preocupaciones sobre el futuro profesional y financiero. La investigación también puede ser una tarea solitaria, especialmente cuando se trabaja en proyectos individuales o en laboratorios con pocos miembros. El aislamiento social puede contribuir a sentimientos de soledad, y estos a problemas de salud mental si no se dispone de la ayuda necesaria. Finalmente, el rechazo continuo, del que también he hablado cuando escribí sobre el currículum en la sombra, puede llegar a afectar a nuestra salud mental. Habitualmente nos enfrentamos al rechazo de artículos y de proyectos, afectando a nuestra autoestima y confianza, y no se suele tener un apoyo institucional para sobrellevarlos, aumentando el riesgo de ansiedad y depresión.

Es fundamental abordar los problemas y promover un entorno de trabajo saludable y equilibrado en la investigación científica para proteger la salud mental de los investigadores, y fomentar un ambiente donde puedan prosperar y contribuir de manera significativa al avance del conocimiento científico. Muchos expertos indican que se debería disponer de más recursos para abordar los problemas de salud mental en el entorno académico sin necesidad de que el personal investigador llegue a situaciones límites como problemas de ansiedad y depresión. 


Neurodiversidad

La neurodiversidad se refiere a la idea de que las diferencias neurológicas son naturales y que no todas las mentes funcionan de la misma manera. Muchas veces se considera que la neurodiversidad solo incluye a personas con trastorno del espectro autista, el TDAH, la dislexia, el trastorno del procesamiento sensorial, de manera sobre simplificada. Sin embargo, todos formamos parte de la biodiversidad neurológica, es decir, somos neurodiversos. Por otro lado, las personas con perfiles como el trastorno del espectro autista, el TDAH, la dislexia, el trastorno del procesamiento sensorial son neurodivergentes, y se puede decir que tienen un desarrollo neurológico en algunos aspectos diferente al de la mayoría, descrito desde un punto de vista estadístico como atípico. 

Volviendo a la neurodiversidad, todos nosotros presentamos características únicas en nuestra forma de pensar, pero cada persona tiene unas capacidades de pensamiento y creatividad diferentes de las demás, dando lugar a la neurodiversidad. Así, todos enfrentamos desafíos en nuestro día a día en función de nuestra forma de pensar, interactuar y expresarnos, que muchas veces no se tienen en cuenta. A veces se nos juzga y se dan situaciones de falta de comprensión y aceptación social, en mayor o menor medida según nuestros propios rasgos. Pero la neurodiversidad también nos confiere ventajas, como la creatividad, la diversidad de pensamiento y la capacidad de ver el mundo desde perspectivas únicas. 

En relación con las profesiones como la investigación científica, la ciencia y el mundo académico, la neurodiversidad es de gran ayuda para el avance. En investigación se suele tener la oportunidad de trabajar en equipos multidisciplinares de personas con características diferentes que se nutren unos de otros para el avance de la ciencia. Muchas personas dedicadas a la ciencia tienen habilidades excepcionales en áreas específicas, como la capacidad para el pensamiento abstracto, la atención al detalle y la resolución de problemas. Estas habilidades son altamente valoradas en campos como la investigación científica. Además, muchas/os investigadores/as tienen una profunda pasión por áreas específicas del conocimiento. Esto puede impulsarles a buscar carreras en campos académicos donde puedan dedicarse a sus intereses de manera profunda y significativa. A menudo se asocia la excelencia en investigación con un pensamiento no convencional y una perspectiva única del mundo. En entornos académicos y científicos, esta capacidad para pensar de manera innovadora y fuera de lo común puede ser una ventaja, especialmente en la generación de nuevas ideas y enfoques. Algunas instituciones académicas y entornos de investigación apoyan o fomentan la diversidad neurológica, creando un ambiente donde las personas pueden desarrollar todo su potencial. También algunas profesiones relacionadas con la investigación y la ciencia permiten a las personas trabajar de manera independiente en proyectos individuales o en colaboración con equipos multidisciplinarios, lo que puede ser beneficioso para las personas que destacan en áreas específicas y para aquellas con dificultades en entornos altamente estructurados o sociales. 

Al reconocer y valorar la neurodiversidad, podemos crear un entorno de comprensión y de apoyo para todas las personas, independientemente de sus características neurológicas. Todos somos neurodiversos, con nuestras dificultades sociales y/o cognitivas, y nuestras facilidades en áreas concretas del conocimiento y habilidad. Al reconocer y valorar las formas únicas en que funcionan nuestras mentes, podemos crear un entorno de trabajo más sano, favoreciendo así la salud mental del personal investigador. 

Esta publicación participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia en su en su edición de abril de 2024 con el tema #PVneurodiversa

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