Nuevos modelos de estudio en biomedicina para la investigación hepática
Hoy os invito a conocer un poco más sobre el mundo de la investigación biomédica y a descubrir cómo los avances científicos están transformando la manera en que entendemos y tratamos las enfermedades del hígado.
¿Qué es la enfermedad
hepática crónica?
La enfermedad
hepática crónica se define como un declive gradual en las funciones hepáticas
que persiste en el tiempo y puede implicar la alteración de procesos vitales en
el hígado, como la síntesis de factores de coagulación, la producción de
proteínas, la detoxificación y la excreción biliar. Sus causas son diversas e
incluyen la exposición a toxinas, el abuso prolongado de alcohol, infecciones,
trastornos autoinmunes y condiciones genéticas y metabólicas, y se caracteriza
por un ciclo continuo de inflamación, daño y regeneración, que finalmente
conduce al desarrollo de fibrosis y cirrosis. Estas dos etapas graves de la
enfermedad hepática crónica involucran a muchos tipos de células del hígado,
que se dañan de forma irreversible. La enfermedad hepática en etapa terminal
ocurre cuando el hígado está dañado más allá de la reparación, y puede tener su
origen en infecciones virales que atacan al hígado (como el virus de la
hepatitis B y el virus de la hepatitis C), la enfermedad hepática alcohólica y el hígado
graso no alcohólico.
Estas lesiones hepáticas contribuyen a la progresión hacia el carcinoma
hepatocelular, una de las principales causas de muertes relacionadas con el
cáncer en todo el mundo.
¿Cómo
investigamos en el laboratorio de biomedicina?
Dada su
prevalencia generalizada, es muy importante comprender el progreso de la
enfermedad crónica del hígado. Para eso, los investigadores especializados en
la biomedicina o medicina aplicada utilizamos modelos animales y modelos en un
tubo de ensayo, o generalmente en un ambiente controlado fuera de un organismo
vivo. También los investigadores necesitamos estos modelos de estudio para
profundizar en los posibles tratamientos, fármacos, vacunas y nuevas terapias
para curar y prevenir las enfermedades. En investigación, lo más sencillo es
utilizar células de un solo tipo y que crecen en una placa de cultivo. Además,
en muchos laboratorios se utilizan los animales, generalmente pequeños roedores
como rata y ratón, para estudiar el proceso de una enfermedad y el efecto de
los tratamientos. Sin embargo, estos modelos animales pueden ser costosos en
tiempo y dinero, y logísticamente más difíciles que las células. Aunque los
roedores se han utilizado extensamente, a menudo no reproducen completamente
las características de las enfermedades hepáticas humanas y tienen limitaciones
en algunas terapias novedosas. Las terapias innovadoras que resultan efectivas
en estudios con roedores a menudo enfrentan contratiempos durante los ensayos clínicos con humanos, atribuidos a la toxicidad o
ineficacia de los medicamentos. Aproximadamente el 50% de los medicamentos se
retiran después de causar efectos adversos a una proporción significativa de la
población. Por eso, se requieren modelos alternativos que recapitulen el
funcionamiento del hígado sano y enfermo.
¿Qué modelos en
tubo de ensayo existen?
A lo largo de las
décadas, se han utilizado como modelos los cultivos celulares tradicionales
derivados de muestras de cáncer de hígado. Pero recientemente se ha avanzado en
las técnicas de laboratorio para desarrollar sistemas precisos que modelan
tejidos humanos. Algunos de estos modelos se conocen como esferoides,
organoides, células madre pluripotentes inducidas o iPSCs y órganos en chip, y
se pueden utilizar para desarrollar modelos de diferentes órganos y tejidos.
Estos modelos han demostrado un gran potencial para estudiar los aspectos
multifacéticos de la fisiopatología (el estudio de las enfermedades, cómo se
producen y cuáles son sus síntomas) humana, arrojando luz sobre sus complicados
mecanismos, implicaciones clínicas y posibilidades terapéuticas.
En un esfuerzo
por abordar estos desafíos, algunos investigadores han desarrollado con éxito
los modelos tridimensionales y complejos. Las células madre pluripotentes
inducidas o iPSCs provienen de células indiferenciadas capaces de generar tanto
nuevas células madre como células diferenciadas “adultas” específicas de
ciertos tejidos, y en el caso de las pluripotentes, pueden generar células de
todos los tipos celulares adultos, pero no de generar un organismo completo.
Los protocolos para generarlas son bastante complicados, costosos económica y
técnicamente. Es decir, no cualquier laboratorio ni cualquier investigador
sería capaz de desarrollar este modelo y derivar en células funcionales
similares a las de los tejidos que pretenden imitar. de organoides derivados de
iPSCs o líneas celulares para el estudio de la enfermedad crónica del hígado.
Los organoides tienen una estructura tridimensional parecida a un órgano en
miniatura creada en el laboratorio a partir del cultivo de las células
tumorales o células madre derivadas de una persona donante, o a partir de
líneas celulares preservadas y multiplicadas en el laboratorio. Los esferoides
también son estructuras tridimensionales, pero habitualmente se derivan de una
o varias líneas celulares que se unen y forman una masa también tridimensional.
Finalmente, el órgano en un chip es un modelo muy novedoso pero poco utilizado
por el momento por su complejidad y las dudas que suscita su capacidad de
imitar al órgano origen. Estos enfoques innovadores proporcionan perspectivas
que van más allá del alcance de los cultivos tradicionales, pero que requieren
una mayor atención y trabajo para que sean eficaces.
Si queréis saber más, este es el comentario Editorial que he publicado recientemente: Navigating liver disease complexity: Innovations in in vitro modeling and precision medicine.
Hepatology 2023. doi: 10.1097/HEP.0000000000000719. PMID: 38088881
Comentarios
Publicar un comentario
Si deseas recibir más información sobre mi proyecto, tienes sugerencias o comentarios acerca del blog ¡no dudes en escribirme! estaré encantada de resolver todas tus dudas.