Enfermedad del hígado graso no alcohólica y esteatohepatitis no alcohólica


¿Qué es la enfermedad por hígado graso?

En condiciones normales, el hígado ayuda a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas. Sin embargo, la alteración de estas funciones puede llevar al desarrollo de enfermedades hepáticas. Entre ellas la enfermedad del hígado graso, una afección en la que se acumula grasa en el hígado que puede estar asociada a:

  1. La interacción entre la genética y ambiente, que determina las posibles alteraciones del metabolismo, problemas de salud, dieta, ejercicio físico y estilo de vida. Esta sería la llamada enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA).
  2. El consumo excesivo de alcohol en un período que oscila entre semanas y años. También llamada esteatosis hepática alcohólica (EHA), se produce a consecuencia de las alteraciones metabólicas que produce el alcohol.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una forma de enfermedad hepática en la que se acumula grasa en el hígado, pero hay poca o ninguna inflamación o daño hepático. Sin embargo, el hígado graso no alcohólico también incluye formas más graves como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que es la forma de enfermedad del hígado graso no alcohólica en la que el hígado tiene inflamación y daño (daño en las células hepáticas), además de grasa. La inflamación y el daño hepático de la esteatohepatitis no alcohólica pueden causar fibrosis o cicatrización del hígado. Además, las formas más graves de la enfermedad podrían causar cirrosis, que genera cicatrización y daños permanentes en el hígado. La cirrosis se suele considerar un daño irreversible en el hígado y puede desarrollarse en cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular, hepatocarcinoma o CHC), el cáncer de hígado más común. 

Progresión de hígado sano a enfermedad hepática por hígado graso, fibrosis, cirrosis y cáncer de hígado.

¿Es muy frecuente esta enfermedad?

La enfermedad del hígado graso no alcohólica es una de las causas más comunes de enfermedad hepática en los países occidentales. Los expertos estiman que alrededor de un cuarto de la población adulta sufre enfermedad del hígado graso no alcohólica en los países occidentales, y entre el 1% y el 7% tienen esteatohepatitis no alcohólica. Además, se prevé que la enfermedad del hígado graso no alcohólica sea la principal razón para el trasplante de hígado dentro de una década.

Diferencias geográficas en la prevalencia de NAFLD a nivel mundial.
Los datos representados provienen de una colección de informes de 1994 a 2019. Riazi K, et al. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2022. Un mapa interactivo que ilustra la prevalencia y la incidencia de la EHGNA en todo el mundo está disponible en línea.

Se sabe que la enfermedad del hígado graso no alcohólica está estrechamente relacionada con las enfermedades metabólicas como la obesidad, dislipidemia, diabetes tipo 2, y síndrome metabólico. Actualmente la obesidad, la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólica están cobrando cada vez más importancia como inductores de hepatocarcinoma, reemplazando a las que solían ser las causas más comunes, como las enfermedades virales y alcohólicas del hígado. Aunque la cirrosis es el principal factor de riesgo para el cáncer hepático, se han visto casos de desarrollo de hepatocarcinoma en personas con enfermedad del hígado graso no alcohólica que no han desarrollado cirrosis. Así, se estima que el 1020% de personas con enfermedad del hígado graso no alcohólica progresan a esteatohepatitis no alcohólica. De éstas, un 15–20% desarrollan cirrosis y un 2,8% desarrollan enfermedad hepática terminal. Por lo general, la enfermedad del hígado graso no alcohólica y la esteatohepatitis no alcohólica suelen ser formas de hígado graso clínicamente silenciosa, con pocos o ningún síntoma. Es posible que el paciente no tenga síntomas incluso si desarrolla cirrosis, o solo sienta molestias abdominales. Por eso, la identificación de pacientes que sufren estas enfermedades presenta serias dificultades de diagnóstico y cribado. El cualquier caso, los médicos se basan en la historia clínica, el examen físico y las pruebas del paciente—analítica de sangre, pruebas por imagen e incluso biopsia del hígadopara diagnosticar la enfermedad del hígado graso no alcohólica.

¿Existe tratamiento para el hígado graso?

Los especialistas recomiendan adelgazar como primer tratamiento para la enfermedad del hígado graso no alcohólica y la esteatohepatitis no alcohólica. La pérdida de peso podría ser especialmente importante si el paciente padece uno o varios de los factores de riesgo metabólico más comunes asociados con el desarrollo y la progresión de la enfermedad del hígado graso no alcohólica: sobrepeso u obesidad, diabetes tipo 2 y/o dislipidemia. Se sabe que adelgazar puede reducir la grasa, la inflamación y la fibrosis o cicatrización en el hígado. Además, mantenerse físicamente activo puede mejorar la enfermedad del hígado graso no alcohólica. Para seguir un tratamiento de modificación de los estilos de vida es fundamental contar con un equipo de especialistas con experiencia en dietética y nutrición, actividad física y medicina interna.

Los complejos mecanismos subyacentes a las enfermedades por hígado graso han influido en la dificultad para encontrar un tratamiento farmacológico eficaz y seguro. Todavía no hay medicamentos aprobados para tratar la enfermedad del hígado graso no alcohólica ni la esteatohepatitis no alcohólica. Sin embargo, los investigadores están realizando estudios para desarrollar nuevos medicamentos que podrían mejorar estas afecciones. Las formas irreversibles de enfermedad hepática derivada del hígado graso son enfermedades terminales del hígado y se suelen tratar con medicamentos para frenar su evolución, operaciones y otros procedimientos médicos. Si la cirrosis conduce a insuficiencia hepática o a hepatocarcinoma, es posible que el paciente necesite un trasplante de hígado para restaurar su salud.

Actualmente la supervivencia de los pacientes es muy reducida y existe una necesidad urgente de desarrollar fármacos para esta afección. Para lograr este objetivo, primero es preciso estudiar al detalle la enfermedad del hígado graso no alcohólica y su progreso a formas más graves como la esteatohepatitis no alcohólica, cirrosis y hepatocarcinoma. Asimismo, es importante conocer la relación entre el hígado graso y otras enfermedades metabólicas que puedan agravar el estado de salud del paciente. 


Video from the Osmosis.org learning platform

Fuentes

MedlinePlus es un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM, por sus siglas en inglés), la biblioteca médica más grande del mundo, y forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. (NIH).

NIDDK es el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, que a su vez forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Artículos científicos

Younossi ZM, Koenig AB, Abdelatif D, Fazel Y, Henry L, Wymer M. Global epidemiology of nonalcoholic fatty liver disease—meta-analytic assessment of prevalence, incidence, and outcomes. Hepatology. 2016;64(1):73–84. doi:10.1002/hep.28431

Cotter TG, Rinella M. Nonalcoholic fatty liver disease 2020: the state of the disease. Gastroenterology. 2020;158(7):1851–1864. doi:10.1053/j.gastro.2020.01.052

Machado M, Marques-Vidal P, Cortez-Pinto H. Hepatic histology in obese patients undergoing bariatric surgery. Journal of Hepatology. 2006;45(4):600–606. doi: 10.1016/j.jhep.2006.06.013.

Marengo, A., Rosso, C., and Bugianesi, E. Liver cancer: Connections with obesity, fatty liver, and cirrhosis. Annu. Rev. Med. 2016;67, 103–117. doi:10.1146/annurev-med-090514-013832.

Schwimmer JB, Deutsch R, Kahen T, Lavine JE, Stanley C, Behling C. Prevalence of fatty liver in children and adolescents. Pediatrics. 2006;118(4):1388–1393. doi: 10.1542/peds.2006-1212

Chalasani N, Younossi Z, Lavine JE, et al. The diagnosis and management of nonalcoholic fatty liver disease: practice guidance from the American Association for the Study of Liver Diseases. Hepatology. 2018;67(1):328–357. doi:10.1002/hep.29367

Golabi P, Paik J, Hwang JP, Wang S, Lee HM, Younossi ZM. Prevalence and outcomes of non-alcoholic fatty liver disease (NAFLD) among Asian American adults in the United States. Liver International. 2019;39(4):748–757. doi:10.1111/liv.14038


Comentarios

Entradas populares de este blog

Obstáculos en la investigación biomédica

Reproducibilidad científica: Un pilar amenazado

Desvelando lo invisible: Miradas que desafían en biomedicina