Enfermedades cardiovasculares: cuidar el corazón para proteger la salud
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un conjunto de trastornos que
afectan al corazón y los vasos sanguíneos, y constituyen la principal causa de
muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las
ECV causan la muerte de aproximadamente 18 millones de personas cada año, lo
que equivale a un tercio de las muertes globales. En países como España, las ECV superan incluso al cáncer como causa de fallecimiento. A pesar de estas
alarmantes cifras, muchas de las ECV pueden prevenirse si se identifican y
gestionan adecuadamente los factores de riesgo. La ciencia y la medicina han
progresado enormemente en las últimas décadas, proporcionando las herramientas
necesarias para reducir nuestro riesgo de padecer estas enfermedades, así como
para tratarlas de manera efectiva. Es interesante que todos tengamos el
conocimiento necesario para tomar el control de nuestra salud cardiovascular y
hacer cambios significativos.
¿Qué son las enfermedades cardiovasculares?
La ECV es un término que engloba varios trastornos que afectan al corazón y
a los vasos sanguíneos, dificultando la circulación de la sangre y poniendo en
riesgo el correcto funcionamiento del cuerpo. En términos simples, cuando
hablamos de ECV, nos referimos a problemas en el sistema que bombea sangre y
oxígeno a cada órgano, tejido y célula. Si ese sistema falla o se ve
comprometido, el daño puede ser irreversible y, en algunos casos, mortal.
Lo que hace a las ECV particularmente peligrosas es que, en muchas
ocasiones, avanzan de manera silenciosa. Sin presentar síntomas claros, pueden
desarrollarse durante años o incluso décadas. Los cambios en los vasos
sanguíneos, como la acumulación de placas de colesterol, pueden empezar desde
la adolescencia, y sus efectos se ven solo hasta mucho después. Por ello,
detectar y tratar las ECV de forma temprana es fundamental. Este tipo de
enfermedades no solo amenaza la salud del corazón, sino que también afecta
órganos vitales como el cerebro y los riñones, y aumenta el riesgo de
complicaciones como accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal.
Tipos de enfermedades cardiovasculares
Las ECV incluyen diversos trastornos, cada uno con sus características,
causas y tratamientos. A continuación los principales tipos de ECV y cómo
afectan nuestro organismo:
1. Enfermedad isquémica
del corazón: también conocida como
enfermedad coronaria, se produce cuando las arterias que llevan sangre al
corazón se bloquean parcial o completamente debido a la acumulación de placas
de colesterol (un proceso conocido como aterosclerosis). Como resultado, el
flujo sanguíneo hacia el corazón se reduce, y esto puede llevar a dolor en el
pecho (angina) o, en casos más graves, a un infarto de miocardio (he añadido un video al final del artículo). La enfermedad
coronaria es la forma más común de ECV y es la responsable de más de un tercio
de las muertes por ECV.
2. Enfermedad valvular
cardíaca: el corazón tiene cuatro
válvulas que regulan el flujo sanguíneo entre sus cavidades y hacia el resto
del cuerpo. Cuando alguna de estas válvulas no funciona correctamente, el flujo
sanguíneo se ve afectado. La enfermedad valvular o valvulopatía puede ser el resultado de
infecciones, enfermedades congénitas o desgaste por el paso de los años.
Dependiendo de la válvula afectada y del grado de daño, los síntomas pueden
variar desde fatiga hasta insuficiencia cardíaca. Esta condición requiere
frecuentemente cirugía para corregir el problema, especialmente si la función
cardíaca está comprometida.
3. Insuficiencia cardíaca: se presenta cuando el corazón no es capaz de bombear
suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esta condición no
implica necesariamente que el corazón haya dejado de funcionar, sino que
funciona de forma menos eficiente. La insuficiencia cardíaca puede
desarrollarse de manera progresiva debido a otras ECV no tratadas, como la
hipertensión o la enfermedad coronaria. Los pacientes con insuficiencia
cardíaca experimentan síntomas como fatiga extrema, dificultad para respirar y
acumulación de líquidos, especialmente en las piernas.
4. Arritmias: son trastornos del ritmo cardíaco que pueden hacer que
el corazón lata demasiado rápido, demasiado lento o de forma irregular. Un tipo
común de arritmia es la fibrilación auricular, donde las cavidades superiores
del corazón laten de forma desorganizada. Esta condición aumenta el riesgo de
accidente cerebrovascular, ya que puede generar coágulos en el corazón que
luego se desplazan al cerebro.
5. Accidente cerebrovascular: aunque no afecta directamente al corazón, el accidente
cerebrovascular o ictus se considera una ECV, ya que está relacionado con
problemas en los vasos sanguíneos. Un ictus ocurre cuando se interrumpe el
flujo sanguíneo al cerebro, bien sea por un bloqueo en los vasos o por la
ruptura de un vaso sanguíneo. Las consecuencias de un ictus son devastadoras,
ya que el cerebro pierde su suministro de oxígeno, lo que puede causar daños
neurológicos irreversibles e incluso la muerte.
Tipos más comunes de ECV |
Causas y factores de riesgo
Las ECV son el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos y de estilo de vida. Aunque algunas personas nacen con predisposiciones genéticas a estas enfermedades, la mayoría de los casos se atribuyen a factores de riesgo modificables. La distinción entre factores de riesgo modificables y no modificables es importante para comprender cómo podemos actuar para prevenir estas enfermedades.
1. Factores no modificables: Son aquellos que no podemos cambiar y que incluyen la edad, el sexo y la genética. A medida que envejecemos, el riesgo de ECV aumenta considerablemente, especialmente a partir de los 50 años. Los hombres tienen un riesgo más elevado de desarrollar ECV en comparación con las mujeres, aunque este riesgo tiende a igualarse tras la menopausia. Además, quienes tienen antecedentes familiares de ECV, especialmente en padres o hermanos, enfrentan un mayor riesgo de padecerlas.
2. Factores modificables: Son factores de riesgo sobre los que tenemos cierto control y que están directamente relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras elecciones diarias. Entre ellos destacan:- Hipertensión arterial: la presión alta es uno de los factores de riesgo
más importantes para las ECV, pues fuerza al corazón a trabajar más
intensamente, lo cual desgasta las paredes de los vasos sanguíneos y
aumenta el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.
- Obesidad: cuando la grasa se acumula en el abdomen especialmente,
aumenta el riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas la hipertensión,
la diabetes tipo 2 y las ECV. La obesidad también está relacionada con la
inflamación crónica, que afecta al sistema cardiovascular y al metabolismo
en general.
- Diabetes: las personas con diabetes tienen el doble de riesgo
de padecer ECV. La diabetes afecta el metabolismo del azúcar en sangre, lo
cual provoca daños en los vasos sanguíneos y contribuye al desarrollo de
aterosclerosis.
- Dislipidemia: un perfil de lípidos anormal, especialmente
niveles elevados de colesterol LDL (el mal llamado "colesterol
malo"), aumenta el riesgo de formación de placas en las arterias.
Estas placas pueden bloquear el flujo sanguíneo y provocar enfermedades
como el infarto y el ictus.
- Estilo de vida no saludable: la falta de actividad física, una dieta pobre en nutrientes y alta en grasas saturadas y azúcar, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son factores que aumentan notablemente el riesgo de ECV. La inactividad física, por ejemplo, contribuye al sobrepeso y a la obesidad, así como a otros problemas metabólicos.
Síntomas de las enfermedades cardiovasculares
Los síntomas de las ECV varían según el tipo y la gravedad de la
enfermedad, pero algunas señales de alerta son comunes en varias de estas
patologías. Los siguientes síntomas no deben ser ignorados, y cualquier persona
que experimente alguno de ellos debe buscar atención médica de inmediato:
- Dolor o malestar en
el pecho: Puede ser una
sensación de presión, pesadez o dolor agudo en el centro o en el lado
izquierdo del pecho. Este síntoma puede indicar angina o un infarto de
miocardio.
- Dificultad para respirar: La falta de aire o la dificultad para respirar,
incluso en reposo, puede ser un indicio de insuficiencia cardíaca o una
señal de que el corazón no está bombeando adecuadamente.
- Palpitaciones o latidos
irregulares: Si notas que tu
corazón late de manera irregular o sientes palpitaciones fuertes, podrías
estar experimentando una arritmia.
- Fatiga extrema: Un cansancio excesivo o la incapacidad de realizar
actividades diarias normales puede ser una señal de insuficiencia
cardíaca.
- Hinchazón en las extremidades: La retención de líquidos, especialmente en los
tobillos, pies y piernas, es común en personas con insuficiencia cardíaca.
Prevención de las enfermedades cardiovasculares
Prevenir las ECV es posible, y pequeños cambios pueden hacer una gran
diferencia. Estos son algunos de los hábitos saludables que pueden ayudar a
reducir significativamente tu riesgo:
Mantén una dieta saludable: Prioriza frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras. Limita
el consumo de grasas saturadas, azúcar y sodio, ya que estos contribuyen a la
hipertensión y al colesterol alto.
Realiza actividad física regularmente: La OMS recomienda al menos 150 minutos de ejercicio
moderado o 75 minutos de ejercicio intenso a la semana para adultos. El
ejercicio fortalece el corazón, mejora la circulación y ayuda a mantener un
peso saludable.
Evita el tabaco: Fumar daña las
arterias y aumenta la presión arterial, el colesterol y el riesgo de ECV.
Abandonar este hábito es una de las mejores decisiones que puedes tomar para tu
salud cardiovascular.
Controla la presión arterial y el colesterol: Haz chequeos regulares para monitorear tu presión
arterial y niveles de colesterol. Si tienes problemas en estas áreas, sigue las
recomendaciones de tu médico para mantenerlos bajo control.
Mantén un peso saludable: Evitar el sobrepeso o la obesidad es fundamental para reducir el riesgo
de ECV, diabetes y otros problemas metabólicos.
Reduce el estrés: La exposición prolongada al estrés puede afectar negativamente el
corazón. Busca formas de manejar el estrés, como la meditación, el yoga o
técnicas de respiración.
Limita el consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial y dañar
el corazón y los vasos sanguíneos. Limitar su consumo es una estrategia
efectiva para proteger tu salud cardíaca.
Las ECV representan una amenaza seria y
compleja para la salud, pero también una oportunidad para tomar el control
sobre nuestra salud. La ciencia ha demostrado que la prevención de las ECV es
posible, y que gran parte de la batalla se libra mucho antes de que aparezcan
los primeros síntomas. Si bien los avances médicos continúan ofreciéndonos
tratamientos más eficaces y diagnósticos más precisos, el verdadero poder para
reducir el impacto de las ECV está en nuestras manos. Elegir alimentos
saludables, mantenernos activos, evitar el tabaco y el alcohol, y gestionar el
estrés, son decisiones que, aunque sencillas en apariencia, pueden marcar una
diferencia significativa en nuestra calidad de vida y en nuestra longevidad.
Pero las ECV no solo afectan a individuos, tienen
un peso enorme en nuestras familias, en la economía, y en los sistemas de salud
de todo el mundo. Cada pequeño cambio puede producir un impacto positivo en
nuestra salud. Por eso, la prevención de las enfermedades cardiovasculares no
es un cambio que ocurre de un día para otro, sino un compromiso continuo, una
serie de pequeñas decisiones que se suman a una vida más saludable y plena. Nos
corresponde a cada uno de nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, ser
protectores de nuestro corazón.
Fuentes
MedlinePlus es un servicio de la Biblioteca
Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM, por sus siglas en inglés), la biblioteca
médica más grande del mundo, y forma parte de los Institutos Nacionales de la
Salud de EE. UU. (NIH).
NIDDK es el
Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales forma parte
de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, que a su vez forma
parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Artículos científicos
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