La cultura científica


La cultura científica es esencial para el desarrollo de una sociedad crítica, informada y capaz de tomar decisiones basadas en evidencia. Sin embargo, la realidad nos muestra que la cultura científica en la población general es insuficiente, y esto tiene graves consecuencias en la toma de decisiones y en la aceptación de avances científicos cruciales. 
Vivimos en una era donde el conocimiento científico es más accesible que nunca, y sin embargo, la figura del científico sigue estando rodeada de estereotipos. La imagen del "friki", alejado de la realidad cotidiana, persiste en el imaginario colectivo. En contraposición, se suele respetar de manera automática a profesionales de otras áreas, como el arte o la literatura, sin cuestionar su conocimiento. Esta disparidad en la percepción puede tener sus raíces en cómo se presentan las ciencias en el sistema educativo y en los medios de comunicación. En muchas ocasiones, la ciencia se ve como algo difícil y reservado para unos pocos, lo que refuerza la idea de que quien se dedica a ella es, de alguna manera, diferente o "raro".
 

La falta de cultura científica

El desconocimiento de conceptos básicos, la aceptación de pseudociencias y las creencias en teorías conspirativas evidencian la falta de cultura científica en la población general. 
Un estudio reciente sobre cultura científica en 15 países reveló que, aunque más del 70% de los encuestados sabía que la Tierra gira alrededor del Sol, solo el 43% entendía que los antibióticos no destruyen virus. Además, el 27% creía erróneamente que el cambio climático se debe al agujero de la capa de ozono, y el 40% no sabía que todos los seres vivos, incluidos los tomates, tienen genes. Este desconocimiento afecta la percepción y aceptación de tecnologías y prácticas científicas modernas, como las vacunas, los transgénicos y las energías renovables. 
La confusión y la desinformación llevan a decisiones equivocadas que pueden tener consecuencias negativas para la salud pública, el medio ambiente y el progreso social.
 

Causas de la falta de cultura científica

Históricamente, se ha creído que la falta de conocimiento, es decir, la ignorancia, era el principal obstáculo para la aceptación de la ciencia. Este enfoque, propuesto en la década de 1980 como el modelo de déficit, sugiere que la hostilidad del público hacia la ciencia se debe a una falta de comprensión, y que los expertos deben transferir su conocimiento al público para cerrar esta brecha. Sin embargo, estudios en ciencias sociales han demostrado que la desconfianza hacia la ciencia no se debe solo a la falta de conocimiento. Personas con buena formación también caen en la trampa de las pseudoterapias y las creencias erróneas. Así, existen factores emocionales, culturales y sociales que también juegan un papel crucial en la falta de cultura científica. 
Estos y otros motivos han llevado a la sociedad a creer en las pseudociencias, movimientos peligrosos que ponen en riesgo la salud pública y que pueden llevar a las personas a tomar tratamientos no comprobados y potencialmente peligrosos. También llevan a muchos a resistirse a aceptar evidencias científicas sobre el cambio climático y sus consecuencias.
 

Desconfianza y complejidad humana

La desconfianza en la ciencia puede estar arraigada en experiencias personales y colectivas, como las crisis de Chernóbil, la pandemia del VIH, las ‘vacas locas’ o o la pandemia de la COVID-19. Estos eventos han mostrado que la relación entre la población y la ciencia está influenciada por la transparencia, la comunicación efectiva y la consideración de la identidad y valores de las personas. La desconfianza puede ser alimentada por errores de comunicación y la percepción de que la ciencia no valora el conocimiento local y las preocupaciones individuales.
En muchas ocasiones escuchamos la afirmación: "Hace falta más pensamiento crítico". Sin embargo, a veces se interpreta erróneamente el pensamiento crítico como dudar de todo por sistema. En realidad, se trata de un proceso estructurado que permite distinguir lo valioso de lo prescindible, lo verdadero de lo falso. Este sistema de dudar constructivamente requiere cimientos sólidos construidos con experiencia y conocimiento. Sin estas bases, el pensamiento crítico se convierte en un estado provisional permanente, incapaz de llegar a conclusiones útiles o verdades prácticas.
El método científico pone en práctica el pensamiento crítico ya que se basa en poner a prueba ideas y en la duda metódica. Sin embargo, el método científico no es "dudar por dudar"; es un sistema riguroso de evaluación de hipótesis y acumulación de evidencias. El desconocimiento de este proceso lleva a muchos a malinterpretar la ciencia como una mera acumulación de dudas, lo que a su vez alimenta la desconfianza en hechos científicos probados.
Un ejemplo claro de esta confusión es la postura de algunos individuos que, sin una base adecuada de conocimiento científico, ponen en duda hechos establecidos como la eficacia de las vacunas o la realidad del cambio climático. Este tipo de escepticismo no es pensamiento crítico,  sino una serie de factores que socavan el progreso y la comprensión científica.
 

El papel de los medios y la desinformación

La proliferación de información incorrecta y pseudocientífica a través de las redes sociales y otros medios es otro factor importante. Internet y el desarrollo de la tecnología han amplificado la difusión de afirmaciones sin base científica y fake news, lo que complica aún más la tarea de los comunicadores científicos. Las opiniones guiadas por criterios que ignoran o manipulan las pruebas científicas son peligrosas y contribuyen a la desinformación y la polarización.
 

Acciones importantes para mejorar la educación científica

Educación científica: Es fundamental fortalecer la educación científica desde temprana edad, no solo enseñando hechos, sino también fomentando el pensamiento crítico y la comprensión del método científico. Esto implica explicar cómo funciona la ciencia, sus métodos y limitaciones, y cómo se generan y validan los conocimientos científicos.
Una base sólida en ciencias permite a las personas tomar decisiones más informadas sobre su salud, su entorno y su vida cotidiana. Además, la ciencia es un motor clave para la innovación tecnológica y el progreso económico. La cultura científica fomenta el pensamiento crítico y la capacidad de cuestionar y analizar información, habilidades esenciales en la era de la información y la desinformación.
Involucrar al público: Es crucial involucrar al público en el proceso científico, escuchando sus preocupaciones y valores, y promoviendo una comunicación bidireccional. Explicar la ciencia de manera transparente y accesible puede ayudar a reducir la desconfianza y aumentar la aceptación de los avances científicos.
Fomentar el periodismo científico de calidad: El periodismo científico tiene un papel vital en la difusión de la cultura científica. Los medios deben abordar los temas científicos con rigor y profundidad, evitando el sensacionalismo y la simplificación excesiva. Los periodistas científicos deben esforzarse por conectar la ciencia con la vida cotidiana de las personas, mostrando cómo afecta su bienestar y su entorno.
Combatir la desinformación: Para combatir la desinformación se pueden poner en marcha estrategias, como la creación de puestos de trabajo para la verificación de hechos, las campañas de concienciación y la educación mediática. Además, las plataformas de redes sociales y otros medios deben asumir la responsabilidad de moderar y reducir la difusión de contenido pseudocientífico.
Promover la confianza en las instituciones científicas: Las instituciones científicas deben trabajar en ser más transparentes y accesibles, comunicando claramente sus hallazgos y el proceso detrás de ellos. La colaboración con líderes comunitarios y figuras de confianza puede ayudar a mediar y fortalecer la relación entre la ciencia y la sociedad.
 
Fomentar una cultura científica robusta es requiere un enfoque multifacético. No se trata solo de transmitir información, sino de involucrar al público, escuchar sus preocupaciones y trabajar juntos para construir un entendimiento más profundo y colaborativo de la ciencia y su impacto en nuestras vidas. Los medios de comunicación, las instituciones educativas y los divulgadores científicos tienen un papel vital en este proceso. Además, la divulgación científica debe ser clara, accesible y atractiva para el público general. La ciencia necesita a la sociedad tanto como la sociedad necesita a la ciencia. La promoción de la cultura científica es, por lo tanto, una tarea urgente y esencial para el bienestar de nuestra sociedad y nuestro futuro. El periodismo científico tiene la responsabilidad de tratar temas complejos con profundidad y rigor, construyendo una cultura científica sólida que fomente el pensamiento crítico. Es fundamental dotar a los ciudadanos de herramientas para combatir creencias infundadas y tomar decisiones informadas. Museos, planetarios, universidades, centros de investigación, periodistas, divulgadores, científicos e instituciones deben trabajar para fortalecer esta relación y llevar la ciencia a todos los rincones de la sociedad.
Trabajemos juntos para construir un futuro mejor, basado en el conocimiento y la comprensión mutua.
 
Esta publicación participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia en su en su edición de mayo de 2024 con el tema #PVunacultura

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