Desmitificando los tests de intolerancias alimentarias: entre la inefectividad y el engaño



En los últimos años, ha habido un aumento significativo en la popularidad de los tests de intolerancias alimentarias como herramienta para abordar problemas de salud. Además, la recomendación de realizar tests de intolerancias alimentarias ha aumentado en la población, incluso siendo ofrecidos en farmacias y laboratorios de análisis clínicos. Sin embargo, es crucial examinar críticamente la efectividad de estos tests y comprender el riesgo de caer en prácticas engañosas, incluso por parte de profesionales de la salud.


La ciencia detrás de las intolerancias alimentarias

Las intolerancias alimentarias son reacciones adversas a ciertos alimentos que no involucran al sistema inmunológico. En lugar de eso, se deben a la incapacidad del cuerpo para digerir o metabolizar ciertos componentes de los alimentos. Un ejemplo común es la intolerancia a la lactosa, donde el cuerpo carece de la enzima necesaria para descomponer el azúcar de la leche. La mayoría de las intolerancias implican problemas en el tracto gastrointestinal. La falta de las enzimas necesarias puede provocar síntomas como hinchazón, gases, diarrea o malestar estomacal. Las reacciones de intolerancia se subdividen en: 
a) intolerancias alimentarias de origen funcional, generalmente causadas por un desorden enzimático o metabólico aislado; 
b) intolerancias alimentarias de etiología estructural, debidas a una alteración en el tracto gastrointestinal morfológica y anatómicamente demostrable, y 
c) intolerancias alimentarias farmacológicas, causadas por sustancias químicas presentes de forma natural o añadidas en los alimentos.
Hay que distinguir las intolerancias de las alergias. En las alergias el sistema inmunológico decide que ciertos alimentos son enemigos y al entrar el contacto con ellos se desencadena una respuesta alérgica que pueden desencadenar reacciones graves, incluso potencialmente mortales. La diferenciación es crucial para evaluar la necesidad de medidas de emergencia.

La inefectividad de los tests de intolerancias alimentarias

Los fabricantes y defensores de estos tests nos cuentan una historia cautivadora. Afirman que estas pruebas son la clave para diagnosticar y tratar una variedad de problemas, desde el sobrepeso hasta trastornos gastrointestinales y dermatitis. Pero no te emociones demasiado. Los estudios que citan para hablar de las bondades de los tests de intolerancias alimentarias son escasos, están publicados en revistas de poco prestigio y con poca revisión científica. La ciencia nos dice que lo que realmente necesitamos son estudios clínicos bien diseñados. Pero, ¡oh sorpresa!, hay muy pocos de esos. Algunos ensayos controlados no han demostrado ningún efecto sobre la eficacia de las pruebas. Parece que la interpretación subjetiva y las afirmaciones sin fundamento están jugando un papel importante en estos supuestos diagnósticos. Los defensores de estos tests suelen ser más de la línea de la medicina alternativa y no tanto de la evidencia científica. Sin embargo, las sociedades científicas de alergología e inmunología, como la EAACI, AAAAI, BSACI, ASCIA y ALLSA, desaconsejan el uso de estos tests y advierten sobre su ineficacia. Para ellas, no son fiables, ni reproducibles, y deberíamos pensar dos veces antes de ponerlos en práctica. Además, su uso conlleva como riesgos los resultados engañosos, tratamientos ineficaces, y el peligro de privarnos de alimentos esenciales. No hay respaldo de ninguna sociedad clínica para las afirmaciones de valor diagnóstico de estos tests.

Pruebas de IgG4 para diagnosticar alergias o intolerancias alimentarias

Las pruebas de IgG4 contra alimentos se han vuelto cada vez más populares, impulsadas por la creencia de los pacientes de que sus síntomas están relacionados con el consumo de alimentos. Las pruebas involucran el tamizaje de cientos de alimentos mediante ensayos de inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) y radioalergosorbentes (RAST). Se ha visto que muchas el suero de muchas personas ha dado resultados positivos de IgG4 incluso en ausencia de síntomas clínicos correspondientes. Sin embargo, no hay fundamentos para considerar que la IgG4 específica de alimentos tenga un papel efector en la hipersensibilidad alimentaria. Se considera que la IgG4 contra alimentos indica que el organismo ha estado expuesto repetidamente a componentes alimentarios, reconocidos como proteínas extranjeras por el sistema inmunológico. Es decir, la presencia de IgG4 se ve como un indicador de tolerancia inmunológica en lugar de hipersensibilidad, asociado con la actividad de las células T reguladoras. Por eso, se considera que la IgG4 específica de alimentos no indica alergia o intolerancia alimentaria, sino más bien una respuesta fisiológica del sistema inmunológico después de la exposición a componentes alimentarios.

Diagnóstico eficaz de intolerancias alimentarias 

El diagnóstico de las intolerancias alimentarias es un proceso delicado que requiere una evaluación minuciosa por parte de profesionales de la salud. A diferencia de las alergias alimentarias, donde se puede realizar un diagnóstico más preciso mediante pruebas específicas (prueba cutánea por punción, también llamada "prueba de punción" o "prueba de raspado"), las intolerancias suelen ser más difíciles de identificar debido a una falta de biomarcadores claros. Habitualmente, para el diagnóstico de las intolerancias alimentarias se comienza haciendo una historia clínica detallada. Los profesionales de la salud recopilan información sobre los síntomas del paciente, su duración y la relación con la ingesta de alimentos. También se evalúan los patrones dietéticos y se identifican posibles desencadenantes. Para analizar la dieta del paciente se suele hacer un diario alimentario, que consiste en llevar un registro detallado de la ingesta de alimentos y los síntomas asociados. En caso de que se identifiquen alimentos que puedan ser los responsables del problema el personal sanitario puede implementar una dieta de eliminación, donde se excluyen ciertos alimentos sospechosos durante un período. Luego, los alimentos se reintroducen gradualmente para observar las reacciones. Además, se pueden hacer pruebas de aliento con determinados alimentos. Por ejemplo, en el caso de la intolerancia a la lactosa, a la fructosa o al sorbitol, se pueden realizar pruebas de aliento para medir la cantidad de hidrógeno producido después de consumir un concentrado de esos nutrientes. Esto se basa en que las personas con intolerancias alimentarias no pueden procesar alguno de esos nutrientes en su cuerpo. Lo que no se procesa lo aprovechan las bacterias intestinales, produciendo altas cantidades de hidrógeno, responsable de gran parte de los síntomas gastrointestinales. 
Es fundamental destacar que el diagnóstico de las intolerancias alimentarias debe realizarse bajo la supervisión de profesionales de la salud capacitados. Lo más importante es someterse a una evaluación clínica por especialistas gastroenterólogos, alergólogos y nutricionistas especializados, que pueden realizar evaluaciones clínicas más específicas según los síntomas y antecedentes del paciente. Por ejemplo, lo más habitual en estos casos es que se realicen técnicas por imagen, como la endoscopia, histología (análisis del tejido recogido en una técnica de imagen) y/o evaluación de las heces. La automedicación o el autodiagnóstico pueden llevar a malentendidos y a la adopción de dietas restrictivas innecesarias. 

La conclusión es clara: estos tests carecen de respaldo científico y son más una artimaña comercial que una herramienta legítima de diagnóstico. La comunidad científica pide que se actúe con cautela, y los profesionales de la salud deben desconfiar de las promesas vacías que rodean a estos tests. Ante la falta de evidencia, es crucial que los consumidores y profesionales se mantengan informados y se adhieran a métodos diagnósticos respaldados por la ciencia. La salud merece algo más que ser un campo de pruebas para tendencias dudosas. No gastemos nuestro preciado tiempo y dinero en algo que parece más ficción que realidad. Mejor hablemos con un especialista para encontrar el motivo de nuestros problemas médicos, que seguro nos dará mejores consejos basados en la evidencia científica. 

Lectura recomendada
El 'boom' de los test de intolerancias alimentarias: ni tienen aval médico ni repercuten en una mejor salud 
Test de intolerancias alimentarias: no se deje engañar. Por Onofre Alarcón, Médico Especialista Aparato Digestivo

Artículo en español, publicado en la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética
Título: Los tests de sensibilidad alimentaria no son una herramienta útil para el diagnóstico o el tratamiento de la obesidad u otras enfermedades: Declaración de Postura del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN). 
Autores: Garcia-Aloy y colaboradores. 








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