Enfermedades metabólicas: el desafío del siglo XXI



Obesidad


Definición y diagnóstico

La obesidad se define como un peso corporal superior al normal o saludable asociado a un exceso de grasa corporal. El sobrepeso es una etapa intermedia entre el peso saludable o normopeso, y la obesidad, en el que se inicia la acumulación de grasa corporal.  Se caracterizan por una acumulación de energía—que habitualmente se mide en kilocalorías—en forma de grasa, causada por el desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético continuado en el tiempo.

Normalmente, la presencia y grado de obesidad se evalúa con el índice de masa corporal (IMC), que relaciona el peso con la estatura. Sin embargo, esta medida puede llevar a errores especialmente con deportistas, niños, embarazadas o enfermos, y un especialista—habitualmente el nutricionista o endocrinólogo—debería evaluar la proporción de grasa corporal del paciente para identificar el estadio de la enfermedad en la que se encuentra el paciente y así poder poner un tratamiento adecuado. Según el consenso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO, del año 2016), un porcentaje de grasa corporal de 25% o más en hombres y de 33% o más en mujeres diagnostica obesidad. La grasa se puede medir mediante bioimpedancia, lipocalibre o densitometría (absorciometría de rayos X de doble energía o DEXA). Si atendemos a la grasa corporal y su localización en la zona visceral (alrededor de los órganos vitales) y no al IMC, se pueden diagnosticar personas con sobrepeso u obesidad con un peso normal para su estatura. Estos son los llamados delgados metabólicamente enfermos o falsos delgados, que pueden presentar alteraciones metabólicas a pesar de ser aparentemente sanos y tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades asociadas a la obesidad que las personas con una proporción de grasa corporal saludable.

Los datos globales indican que más de 650 millones de adultos tienen obesidad (13% de la población mundial), y más de 1.300 millones tienen sobrepeso (39%). Además, en los países con más recursos este porcentaje es mucho más alto: algo más del 25% de los adultos tienen obesidad en Europa, en Estados Unidos el 37% y en Canadá el 31%. Concretamente, en España el 27% de los adultos tienen obesidad. Pero la obesidad es una enfermedad que también afecta a niños y adolescentes, y cada vez son más niños los que con sobrepeso u obesidad (más del 18% de los niños y adolescentes de 5 a 19 años). En su caso, el sobrepeso u obesidad más allá de ser un factor de riesgo para las enfermedades anteriormente mencionadas, afecta al crecimiento y desarrollo de los niños.

Porcentaje de la población adulta con un índice de masa corporal (IMC) de 30 kg/m2 o superior. Disponible en: Abarca-Gómez et al. 2017.

La obesidad es una enfermedad multifactorial en la que intervienen—entre otros y de mayor a menor importancia—la ingesta energética, la actividad física y la genética. Aunque la genética modifica la susceptibilidad a padecer obesidad y las zonas en las que se acumula la grasa en el cuerpo, se ha demostrado que tan solo un 5-10% se explica por las variantes genéticas. Además, existen otros factores que intervienen como la presencia de otras enfermedades, el consumo de ciertos fármacos, los hábitos y estilos de vida y la situación socioeconómica.

Adipocitos
La grasa corporal se almacena en forma de tejido adiposo en los adipocitos, las células que almacenan energía en forma de grasa. Además, el tejido adiposo es un órgano endocrino que responde a hormonas y al sistema nervioso central liberando proteínas y hormonas con funciones en otros órganos. El desequilibrio energético que resulta de una sobrealimentación provoca que la grasa se acumule en los adipocitos, que aumentan de tamaño. También se producen señales por las que se aumenta el número de adipocitos para poder almacenar la energía en forma de grasa. Estos fenómenos de aumento del tamaño y número de los adipocitos y el exceso de nutrientes alteran la regulación de las señales, proteínas y hormonas que se liberan del tejido adiposo. Como consecuencia se pueden producir alteraciones en los órganos metabólicos, inflamación crónica de bajo grado y estrés oxidativo, en los que el sistema inmune tiene un papel clave.

Mantener un peso saludable puede suponer un gran desafío para quien padece sobrepeso u obesidad. No obstante, recuperar un porcentaje de grasa corporal adecuado ayuda a disminuir el riesgo de desarrollar síndrome metabólico, diabetes tipo 2, ictus, artritis, enfermedad cardiovascular, hepática o biliar, y algunos tipos de cáncer, entre otras dolencias. La obesidad también puede disminuir la calidad de vida en general ya que es posible que el paciente tenga limitaciones para las cosas que solía hacer habitualmente, realizar actividad física e incluso sufrir discapacidad, discriminación, depresión, aislamiento social y bajo rendimiento laboral o escolar. Por último, la obesidad está asociada a una mayor mortalidad y pérdida de años de salud. En 2017 se estimó que el 8% de las muertes en el mundo eran resultado de la obesidad.


Tratamiento

El tratamiento de elección para revertir la obesidad hacia una composición corporal saludable, y las enfermedades asociadas, es conveniente perder peso y combatir el sedentarismo. Cambiar los hábitos alimenticios y el estilo de vida es fundamental en el tratamiento para lograr el objetivo fijado y para ello puede ser necesaria la ayuda de un especialista. Si el tratamiento de pérdida de peso no es efectivo y el paciente tiene otras enfermedades que comprometen su salud, un médico puede considerar el tratamiento farmacológico o incluso quirúrgico. Sin embargo, los medicamentos y cirugía no son efectivos si no se sigue un plan de dieta y ejercicio, tienen riesgos y necesitan de seguimiento médico de por vida.

 

Síndrome metabólico

Características del síndrome metabólico.
Infografía de la Federación Mexicana de Diabetes, A.C. 


Definición y diagnóstico


El síndrome metabólico incluye al menos tres características de las siguientes (IDF-AHA/NHLBI, 2009):

  • Obesidad abdominal: circunferencia de la cintura igual o superior a 94 cm en hombres y 88 cm en mujeres.
  • Bajos niveles de HDL, el colesterol "bueno" porque ayuda a eliminar el colesterol de las arterias: inferior a 40 mg/dl en hombres, 50 mg/dl en mujeres.
  • Altos niveles de triglicéridos, un tipo de grasa que se encuentra en la sangre: igual o superior a 150 mg/dl.
  • Altos niveles de glucosa en sangre, el “azúcar” alto: igual o superior a 100 mg/dl.
  • Presión arterial alta o hipertensión arterial: igual o superior a 130/85 mmHg.



Factores que afectan al desarrollo de síndrome metabólico 

Entre las causas de síndrome metabólico están el sobrepeso u obesidad, el sedentarismo, la edad avanzada, las características genéticas y la resistencia a la insulina. Además, como en la obesidad, hay enfermedades y medicamentos que pueden aumentar el riesgo de padecer síndrome metabólico. En la mayoría de los casos no hay síntomas y el especialista puede pedir una analítica de sangre si sospecha que su paciente puede tener los factores antes mencionados. A su vez, el síndrome metabólico es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud.
Obesidad abdominal
Para realizar las funciones fisiológicas, en el cuerpo humano existe una interacción entre los órganos metabólicos como el tejido adiposo, páncreas, músculos, hígado y sistema inmune, entre otros. La regulación coordinada del metabolismo sirve para organizar y distribuir la energía donde sea necesaria. Sin embargo, la compleja red de señales que supone esta regulación metabólica se ve afectada por el exceso de nutrientes, principalmente grasas y azúcares. La disfunción metabólica resultante de este exceso y otros factores como el estrés, tabaquismo y sedentarismo, se manifiesta en una variedad de trastornos metabólicos en diferentes órganos y sistemas. Desde el inicio, en las enfermedades metabólicas existe un exceso de lípidos que circulan en sangre por la sobrealimentación y la cantidad de grasa ya acumulada por el tejido adiposo distribuido en diferentes zonas del cuerpo. Además, una dieta desequilibrada lleva a un exceso de glucosa en sangre que induce resistencia a la insulina: un problema metabólico en el que la insulina—que es la hormona encargada de absorber la glucosa de la sangre a las células de músculos, grasa e hígado, entre otros órganos—no funciona bien por el exceso de azúcar en sangre proporcionada por la dieta. A estas alteraciones metabólicas en el tejido adiposo, músculo e hígado, se le suman las alteraciones en el páncreas—órgano que produce y libera hormonas reguladoras de los nutrientes en sangre, entre otras la insulina—la acumulación de grasa en el hígado y la alteración del sistema inmune.


Tratamiento

Como en el caso de la obesidad, el tratamiento de elección es seguir un plan de alimentación saludable para conseguir un peso y unos valores de presión arterial, así como de glucosa, triglicéridos y colesterol en sangre normales, dejar de fumar y la actividad física regular. Si estos cambios en el estilo de vida son insuficientes, es posible que el médico le prescriba medicamentos para uno o varios de los factores del síndrome metabólico.

 

¿Enfermedad o estética?

La obesidad es una enfermedad reconocida desde el año 1997 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque algunas asociaciones médicas tardaron hasta 15 años en reconocerla como una enfermedad. En el año 2000 un grupo consultor de la OMS propuso la primera definición unificada para los criterios de lo que ahora conocemos como síndrome metabólico.​

Hoy en día, uno de los mayores problemas de la sociedad con respecto al aspecto físico son los cánones de belleza basados en una imagen de extrema delgadez, que tampoco es sana en la mayoría de los casos. Como reivindicación de la diversidad de los cuerpos, algo que debemos aceptar y que es parte de la sociedad, a veces se minimiza el riesgo que supone la obesidad para la salud. Las personas con obesidad merecen todo el respeto, y apoyo para evitar situaciones de discriminación y acoso, pero esto no implica olvidar que es una enfermedad que aumenta el riesgo de padecer otras patologías y la muerte prematura.

Como nutricionista e investigadora en ciencias de la salud, creo que es importante insistir en la aceptación de la diversidad del cuerpo y recordar que la obesidad es una enfermedad que se debe tratar adecuadamente.

 

Fuentes

MedlinePlus es un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM, por sus siglas en inglés), la biblioteca médica más grande del mundo, y forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. (NIH).

NIDDK es el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, que a su vez forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

https://www.mayoclinic.org/

https://theconversation.com/


Recursos para conocer más sobre dieta saludable:

My plate es la guía de nutrición publicada por el Centro de Política y Promoción de la Nutrición del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. https://www.myplate.gov/resources/en-espanol

Guía para una alimentación sana de la Organización Mundial de la Salud https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet

 

Artículos científicos

Flegal KM, et al. Trends in obesity among adults in the United States, 2005 to 2014. JAMA. 2016;315(21):2284-91. DOI: 10.1001/jama.2016.6458.

Jensen MD, et al. 2013 AHA/ACC/TOS guideline for the management of overweight and obesity in adults. Circulation. 2014;129(25 Suppl 2):S102-38. DOI: 10.1161/01.cir.0000437739.71477.ee.

Steinberger, J. et al. Comparison of body fatness measurements by BMI and skinfolds vs dual energy X-ray absorptiometry and their relation to cardiovascular risk factors in adolescents. Int J Obes. 2005;29(11):1346-52. DOI: 10.1038/sj.ijo.0803026.

Sun, Q. et al., 2010. Comparison of dual-energy x-ray absorptiometric and anthropometric measures of adiposity in relation to adiposity-related biologic factors. Am J Epidemiol. 2010;172(12):1442-54. DOI: 10.1093/aje/kwq306.

Willett, K. et al., 2006. Comparison of bioelectrical impedance and BMI in predicting obesity-related medical conditions. Obes. (Silver Spring). 2006;14(3):480-90. DOI: 10.1038/oby.2006.63.


Foto de cabecera de la entrada de Towfiqu barbhuiya en Unsplash

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